Las cosas creadas por Dios son bendiciones y solo los corazones que lo siguen a él pueden no caer en pecado ante ellos.
El pecado destruye el alma del ser humano y llena de vacíos inmensos nuestra vida.
La vanidad es un orgullo excesivo de méritos propios que se expresan ofendiendo a Dios.
Antes de existir, no éramos absolutamente nada. Pero tenían preparada nuestra llegada.
La belleza es la marca que Dios pone a la virtud y ésta suele sonreír con esplendor en la bondad, en la verdad y en el amor.