Un matrimonio en las manos de Dios, siempre es perfecto.
Ningún hombre puede crear el hábito de mirar a otras mujeres sin que su mujer lo note.
El esposo debe ser considerado, comprensivo y delicado con su esposa.
Un matrimonio en las manos de Dios, siempre es perfecto.
Ningún hombre puede crear el hábito de mirar a otras mujeres sin que su mujer lo note.
El esposo debe ser considerado, comprensivo y delicado con su esposa.