En momentos cuando tu esposa es sensible, las respuestas crueles, tu enojo, los tonos de voz de irritación e impaciencia la afectarán profundamente.
Actúa y dirígete siempre a ella con amabilidad y respeto. Recuerda que tu esposa es un regalo precioso que Dios te ha dado.
«Esposos, amen a su mujer, y no le amarguen la vida» (Colosenses 3,19)