Llenos de alegría y fervorosos solo con la bendición de Dios.
La alegría del Señor es para siempre, y es la fuerza que mueve nuestras vidas.
Cuando ayudes a alguien, hazlo dando gracias a Dios, pues la vida te ha puesto en el lugar del que da y no en el lugar del que necesita la ayuda.
La mejor forma de iniciar un año es con la presencia real de Jesús en la Eucaristía.
Los abuelos son la sabiduría de la familia, son la sabiduría de un pueblo. Y un pueblo que no escucha a los abuelos es un pueblo que muere.