Dios ha iluminado a su Pueblo y lo lleva a descubrir la Escritura inspiradora de su hijo Jesús.
Desde el bautizo esté dispuesto a tomar sobre sí el nombre del Salvador y seguirlo.
La misión de todo hermano es la vocación evangelizadora.
Siendo siervos leales se puede acercar con confianza al Padre, y presentar peticiones humildes.