Como misión todo laico debe contribuir para un espacio de comunión, participación y conciencia de una vida Cristiana.
Cristo siempre debe estar en el centro de nuestro matrimonio, de lo contrario se condena la relación al fracaso.
Servir como a Jesús en el gozo del Espíritu Santo a la Iglesia es la paz vivificante para el mundo.
Nuestro cuerpo fue creado a imagen y semejanza de Dios, siendo así la morada para nuestro espíritu.
La Virgen María es la obra maestra de Dios. Ella es el paraíso terrestre del nuevo Adán.