El séptimo mandamiento dice "No robarás". Este mandamiento prohíbe hacer daños a los bienes ajenos y robar. Por lo tanto, pecan contra el séptimo mandamiento los que hacen trampas en los negocios, los que no pagan las deudas, los que quitan los bienes ajenos, los que hacen daño a lo que pertenece a otros, los que malgastan los bienes propios, los que no devuelven lo prestado, los que no pagan a sus obreros o no les da el salario justo.
Aquellos que hayan pecado contra este mandamiento tienen la obligación de pagar las deudas, devolver lo prestado, restituir lo que han quitado, devolver lo que han retenido, dar limosnas, reparar los daños causados, etc. pues, aunque se confiesen con el Sumo Pontífice, si no quieren devolver lo que han quitado no serán perdonados.
Este mandamiento además de referirse a los robos también trata sobre practicar la justicia y la caridad con respecto al buen uso de los bienes terrenos y de todo lo que tenga que ver con el trabajo del hombre. Si no se puede devolver a quien se le quitó entonces deben regalarlo a los pobres.