Contraria a la soberbia la humildad hace conocer y aceptar las propias limitaciones; los padres con el ejemplo deben enseñar y educar a los hijos en esta virtud para ser personas íntegras.
La humildad en las personas, es fuente de paz y armonía espiritual. Es importante admitir que tenemos talentos y virtudes pero que también somos frágiles y con defectos.
Es una virtud indispensable en nuestra vida cristiana, en el seguimiento fiel de Jesucristo, viviendo el amor a Dios, acogiendo y amando al otro como hijo de Dios, respetando y valorando sus diferencias.