Cada miembro de la familia es importante, todos contribuyen a la estabilidad familiar y cada uno debe asumir de manera natural sus responsabilidades, según su edad y capacidad. Todos aportamos y contribuimos de una manera humana, natural y espiritual, siempre partiendo de la base del ejemplo de los padres.
La edad temprana es clave para crrear modelos, hábitos de conducta, cuidado personal y responsabilidades en el hogar. Ser responsables es cumplir con las labores que nos corresponden, sean labores en el trabajo, labres en casa, en la escuela e inclusive labores en la comunidad católica.
Para cumplir con nuestro propósito como familia tenemos que saber lo que Dios espera de nosotros como padres, madres e hijos. Si todos cumplimos con la parte que nos corresponde, estaremos unidos siempre. El mejor aprendizaje espirtitual se realiza a través de los padres enseñando el Evangelio a sus hijos.