El libro de Santiago es considerado como los “Proverbios” del Nuevo Testamento. El consejo de Santiago es muy práctico. Es la clase de enseñanza que podemos leer, y luego ver, claramente, como aplicarla. Pero a la vez, ¡es difícil! Porque todas sabemos, que el querer… y el hacer, son dos cosas muy distintas. Santiago 1:2 dice, “Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando estén pasando por diversas pruebas.”. Imaginémonos lo que sería nuestra vida, si no tuvieras ninguna preocupación. Si vivimos obsesionados con que ¿Y qué si esto pasara? O, el ¿Por-Qué?, de esto o aquello en la vida, ¿cómo vamos a encontrar contentamiento en Cristo?
Puede que nunca sepamos, de este lado del cielo, porque ciertas cosas pasan, pero necesitamos poner nuestra fe en Jesucristo, especialmente, cuando no podemos ver ni comprender lo que Él está haciendo. Jesús pone nuestra fe a prueba. Él pone nuestra devoción a prueba. Él nos lleva al límite de nuestras habilidades y recursos para que aprendamos a confiar en Él, en vez de confiar en nosotros mismos. Nuestros recursos son limitados; pero cuando miro a Dios, tengo recursos ilimitados. Nuestras fuerzas son limitadas; pero cuando confío en Dios, tenemos fuerzas ilimitadas. ¡El gozo no es la falta de problemas, sino la presencia de Cristo en nuestra vida! ¿Qué es lo que necesitamos cambiar en nuestras vidas, para poder sentir gozo en medio de las pruebas? El Libro de Santiago considera las pruebas, como oportunidades y no como obstáculos.
<< Por eso, me complazco en mis debilidades, en los oprobios, en las privaciones, en las persecuciones y en las angustias soportadas por amor de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte>> (2 Corintios 12, 10).