El alimento para el alma
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Todo hombre, toda mujer y todo niño de toda época, en todo estado de vida, condición, grado de talento y profesión está llamado a la Santidad.

Dios llama siempre y Él sabe cómo hacerlo con cada uno. Muchas veces ayuda el ambiente de fe sincero que se vive en casa, de los sacerdotes de la parroquia, de los amigos. Él va haciendo las cosas hasta que te das cuenta de que hay que responder a su llamado. 

Jesús dará frutos en ti si tú cooperas con Su gracia. La gracia se recibe con el arrepentimiento, la Confesión, la Comunión, la oración, los sacramentos, la Escritura, las buenas obras de amor, fe y esperanza. Ese camino nos llevará a la Santidad.

«En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos» (Efesios 2,10)