Las agresiones son falta de fe y amor con Dios. El hecho de que unos son protestantes, de izquierda, ateos, etc. solo se utiliza como máscara que defiende un pensamiento no cristiano. Nuestra doctrina católica siempre condena fuertemente la violencia y pide de rodillas que exista la conversión de esos corazones violentos. Quienes juzgan a la Iglesia no quieren ver la enseñanza de la Iglesia sobre su propia soberbia y los esfuerzos de paz que ésta siempre lleva a cabo.
La biblia nos explica claramente como Dios envió un diluvio provocado por la cantidad de violencia que existió en la humanidad. Por ese motivo es importante que cada uno revisemos y cambiemos nuestras actitudes diarias de violencia, aprendamos a reaccionar con serenidad, paciencia, perdón y amor ante quien nos ofende o nos hace daño, que se valore el trabajo del prójimo para que éste no sea violento ante la sociedad y cometa injusticias, que los ricos sepan compartir lo que tienen; también que los padres de familia respeten los derechos de sus hijos y que a los niños ya no se les deje tantas horas ante la televisión, ni se les incite a pelear. Hagamos caso a los caminos de Jesús: "Tengan amor por sus enemigos..."
Esto parece imposible. Pero practicándolo veremos cómo cambiamos a la sociedad, las familias y la vida en general.
«La tierra estaba corrompida en la presencia de Dios; la tierra se llenó de violencias. Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido acabar con toda carne, porque la tierra está llena de violencias por culpa de ellos.» (Génesis 6,11-13)