El alimento para el alma
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Somos personas que vivimos en el mundo, pero no somos del mundo si no de nuestro creador, de nuestro padre celestial; no es lo mismo ser cristiano y ser mundano, el cristiano busca lo espiritual para estar en gracia con Dios, y el mundano busca cosas terrenales, materiales, se opone a un plan espiritual, se opone al camino de nuestro señor Jesucristo, se opone a la vida así tenga que engañar con mentiras disfrazadas de verdad.

Hoy existen tan grandes mentiras del mundo que le dicen "arte" al sexo, "hacer el amor" a la fornicación, "sexualidad responsable" a los anticonceptivos, "rehacer su vida" al adulterio, "clasificación para adultos" a actos de obscenidad y lujuria, "aquí se vive la vida" a lo inmoral, "igualdad de género" al homosexualismo, etc. Todos estos engaños lo creemos y hasta incluso lo repetimos sin saber que también estamos mintiendo.

Las mentiras del mundo son anticristianas, y lo anticristiano es muerte y destrucción. Vivamos imitando el ejemplo de Cristo, sigamos los consejos de la vida de los santos, de nuestros líderes espirituales, y pidámosle a Dios que sea el por medio del espíritu santo que nos guíe en nuestra vida.

 

«Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos, y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.» (1 Juan 2:16)