Por un buen trabajo hecho, tú puedes ser elogiado o incluso alabado por la gente.
Siempre habrá personas quienes te harán querer ir por el camino equivocado.
No ser un piel de cebolla (una persona muy sensible). El servicio a Dios no está diseñado para ser fácil ni libre de estrés. Eventualmente te harán daño, otros hablaran de ti, y a veces incluso por los más cercanos a ti.
Jesús hizo algo excepcional en la última cena: lavó los pies de sus apóstoles. Era tan impensable que Pedro se opuso vehementemente. Un Maestro nunca haría el trabajo de un esclavo. Pero eso es lo que hizo Jesús. Manifestó un auténtico liderazgo servidor.