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Lucas 14, 25 – 33

Ser fundado en la Roca que es Cristo es ser un discípulo auténtico. Es tener la mente y el corazón de Jesús. Es mirarlo como el Maestro a quien se debe obedecer en todo. Es luchar por ser otro Cristo. Ahora, obviamente, es un gran desafío. Y, de hecho, el llamado a convertirse en discípulo de Jesús es un gran desafío. Considera lo que Jesús mismo dice. "Si alguien viene a mí sin odiar a su padre y madre, esposa e hijos, hermanos y hermanas, e incluso su propia vida, no puede ser mi discípulo" (v.26). "Todos los que no renuncian a todas sus posesiones no pueden ser mi discípulo" v.33). Pero estas son áreas que tocan el aspecto más importante de nuestra vida. La familia es básica; Vivimos nuestra vida para nuestras familias. Las posesiones son importantes; ¿Cómo podemos alimentar a nuestra familia sin finanzas básicas?.  Pero este es precisamente el punto. Lo que es importante para nosotros podría ser lo que nos impedirá servir completamente a Jesús. La familia y los medios de vida ocupan la mayor parte de nuestro tiempo y energía. ¿Nos queda algo para Dios?

En verdad, Jesús no nos dice que odiemos a nuestros parientes más cercanos. En el uso semítico, "odiar" es "amar menos". Debemos amar a nuestras familias. Pero siempre debemos saber quién es el número uno, y ese es Jesús. Si no amamos a nuestra familia menos de lo que amamos a Jesús, entonces estaremos afuera sirviendo a nuestra familia y probablemente descuidaremos servir a Jesús. Pero el llamado es al discipulado. Si vamos a seguir a Jesús, lo hacemos todo el camino y sin retener nada.

En cuanto a las posesiones, Dios sabe lo que necesitamos y proporcionaremos. Y Dios espera que trabajemos para lo que necesitamos en la vida. Trabajamos, y Él provee. Pero nuestro sustento o carrera puede convertirse rápidamente en nuestro foco. Y así, "renunciamos" a nuestras posesiones, es decir, sabemos que todo pertenece a Dios y debe usarse para los intereses del Reino. No buscamos posesiones, pero perseguimos el trabajo del Reino para poseerlo. De hecho, el llamado al discipulado es un llamado a negarse a uno mismo, tomar la cruz y seguir a Jesús. "Quien no cargue su propia cruz y venga en pos de mí no puede ser mi discípulo" (v.27). No se trata de lo que consideramos importante en la vida, como las provisiones familiares y materiales. Se trata de seguir a Jesús de todo corazón. Si lo hacemos, todo lo demás se pone en su lugar. No terminamos descuidando a nuestra familia ni nuestras necesidades materiales. Dios primero, y después todo lo demás.

Para ser fundados en la roca, debemos ser auténticos discípulos de Jesús.

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Traducido por:
Diacono Permanente Alberto Morales Sáenz de Viteri