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Fiesta del Santo Niño (en Filipinas)

El evangelio: Lucas 2, 41 – 52. 

Cuando Simón Pedro fue llamado por Jesús, dejó a su familia para seguirlo. Cuando Santiago y Juan fueron llamados, dejaron a su familia para seguirlo. Ahora Jesús y sus padres fueron a Jerusalén para la Pascua. “Después de que hubieron completado sus días, cuando regresaban, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, pero sus padres no lo sabían” (v.43). Jesús, a la edad de doce años, dejó a su familia para tratar sobre la obra de Dios. Al igual que Simón y Andrés y Santiago y Juan, quienes inmediatamente siguieron a Jesús cuando lo llamaron, no les dijeron a sus padres lo que iba a hacer.

Cuando José y María lo encontraron unos días después, estaba "sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas" (v.46). María lo reprendió por lo que había hecho. Pero Jesús respondió: “¿Por qué me buscabas? ¿No sabías que debo estar en la casa de mi padre?”  (V.49). Esto también se puede traducir, "Debo estar ocuparme de los asuntos de mi Padre".

¿Qué nos dice todo esto? Primero, la obediencia a la voluntad de Dios tiene prioridad sobre los lazos familiares. Dios y su obra son nuestra primera prioridad, ciertamente incluso antes del aspecto tan importante de la vida familiar. Segundo, somos hijos de Dios antes que miembros humanos de la familia. Y nuestros hijos son ante todo los hijos de Dios, y se nos ha dado la administración sobre ellos, y por eso debemos criarlos de acuerdo con la voluntad y los caminos de Dios. Tercero, debemos tratar sobre el trabajo del Reino, incluso en la medida en que esto significa tener menos tiempo y enfoque en nuestra familia.

¿Pero esto significa que podemos descuidar el cuidado de nuestra familia? Definitivamente no. Si somos administradores, entonces somos responsables y responsables. Además, debemos reconocer la importancia de la familia en el esquema general de las obras de Dios en el mundo. El mismo Jesús fue obediente a sus padres humanos, quienes eran mayordomos de Dios sobre él. "Bajó con ellos y vino a Nazaret, y fue obediente a ellos" (v.51a).

La familia es el lugar de formación y cuidado. Jesús pasó treinta años con su familia antes de embarcarse en su ministerio público. En el hogar, con el cuidado de sus padres, "Jesús avanzó en sabiduría, edad y favor ante Dios y el hombre" (v.52). La familia, además de ser un lugar de amor, crianza y cuidado, es el lugar básico de la formación. El hogar nos prepara para hacer efectivamente la obra de Dios más adelante en la vida.

Así, los dos aspectos más importantes de nuestra vida cristiana son la familia y la misión. Los dos van juntos. Estamos llamados a ser familias en misión. 

 

Traducido por

Diacono Permanente Alberto Morales Sáenz de Viteri