Lectura: 1 Juan 4, 19 – 5, 4.
La característica o virtud más básica de un cristiano es el amor. Los mayores mandamientos son: el amor de Dios y el amor al prójimo. Dios es amor y Dios nos ama. A su vez, "amamos porque Èl nos amó primero" (ver 4, 19).
¿A quién amamos? A todos, incluido nuestro enemigo. Pero, iniciamos con los más cercanos a nosotros, nuestros hermanos cristianos. "Este es el mandamiento que tenemos de Él: quien ama a Dios también debe amar a su hermano" (ver 4, 21). Somos la familia de Dios. Somos el pueblo de Dios. Esto comienza con la familia nuclear, que son los padres y sus hijos. Luego tenemos la familia de familias, la comunidad de la que formamos parte, que para nosotros es MPC – FFV. Luego está la Iglesia más grande, y las parroquias de las que formamos parte.
Dichas familias —nucleares, comunitarias, parroquiales, universales— están unidas por la fe en Jesús. “Todos los que creen que Jesús es el Cristo, es engendrado por Dios, y todos los que aman al Padre también aman al que Él engendra” (ver 5, 1). Así, en Cristo nos convertimos en hijos del Padre, y en el Padre amamos a los demás que también son Sus hijos.
Así amamos a nuestros hermanos para manifestar nuestro amor por Dios, pero también manifestamos nuestro amor por Dios al obedecer Sus mandamientos. “Porque el amor de Dios consiste, en que guardemos sus mandamientos” (v.5: 3a). Dios nos ordena amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y lo hacemos. Pero Dios también nos envía a proclamar el evangelio. Cada hijo de Dios debe ser un evangelizador, para ayudar a llevar al mundo a la sumisión a Cristo. Por lo tanto, “el que ha nacido de Dios conquista el mundo. Y la victoria que conquista el mundo, es nuestra fe” (v.5: 4).
Así que estamos llamados a ser la familia de Dios, y estamos llamados a ser el ejército de Dios. Somos familias en misión. El amor une y une a la familia, y el amor nos impulsa a proclamar el amor de Dios a muchos otros, todos ellos hijos de Dios, hasta los confines de la tierra.
¿Qué nos asegura, en última instancia, que estamos viviendo el mandamiento del amor? Es cuando nos convertimos en “familias en misión”. "De esta manera, sabemos que amamos a los hijos de Dios cuando amamos a Dios y obedecemos sus mandamientos" (v.5: 2).
Traducido por:
Diácono Permanente Alberto Morales Sáenz de Viteri