Salmo de hoy: Salmo 22,26-32.
David, un sato guerrero, era un hombre conforme al corazón de Dios. ÉL, al igual que Josué, estaba comprometido a servir al Señor, y comprometió también a su familia a servir al Señor. "Y viviré para el Señor, mis descendientes te servirán" (v.31a). Es el mismo llamado a cada uno de nosotros, amar y servir al Señor. Josué se comprometió a sí mismo y a su casa. David comprometió sus descendientes después de él. No había otro camino por recorrer.
Los santos guerreros no solo miran a sí mismos el aquí y ahora, sino que también miran a las generaciones futuras del pueblo de Dios, para mantener sus ojos enfocados en el Señor y continuar con el trabajo. "Hablará el Señor a las generaciones venideras, para predicar la liberación a un pueblo que ha de nacer" (v.31b - 32). Este trabajo es la guerra espiritual, la misión de evangelización.
El objetivo A los guerreros santos en servir al Señor es recuperar su dominio sobre el Inundo, que ha sido usurpado por el maligno. "Todos los confines de la tierra se recordarán y se volverán al Señor; Todas las familias de las naciones se postrarán ante Él. Porque la realeza y el gobierno de las naciones le pertenecen al Señor"(v.28-29). Esta es una lucha de por vida, hasta que el Señor regrese una vez más. Por lo tanto, nuestros hijos, y los hijos de sus hijos después de ellos, deben participar e involucrarse.
Debido a que el reinado sobre las naciones pertenece al Señor, entonces la obra de los guerreros sagrados debe esforzarse por alcanzar a todos, en todas partes. El objetivo es que todos alcancemos la salvación que Jesús ganó para todos nosotros y que alcancemos su morada eterna en el cielo con el Padre. "Todos los que duermen en la tierra se inclinarán ante Dios; todos los que han descendido al polvo se arrodillarán en homenaje"(v.30).
Traducido por: Diácono Alberto Morales Sáenz de Viteri